lunes, 23 de septiembre de 2019

Estados desconfigurados

Pasan horas enteras, días, quizás meses. Ya no encuentro sentido. Mi sentido más vivo es el del olfato y sólo puedo sentir la podredumbre abatiéndome desde lejos.

3:00 am, ansiedad a full, me fumo uno, dos, tres cigarros, sigo sin poder conciliar el sueño. Como, me envicio, pienso, me desespero. Estoy irritable, pocas veces encuentro algo coherente con lo cual responder al "¿Cómo estás?" que me preguntan todos los putos días. Me encuentro entre las horas muertas y entre los estados mentales ridículos que toda la vida me han caracterizado.

Llegan nuevamente los fantasmas, están ahí, me acechan y yo sólo quiero ignorarlos, fingir que nada pasa. Cuento, uno, dos, tres, cuatro... suspiro... ¿en qué número iba? No recuerdo.

Son tazas infinitas de café, me las bebo como agua, estoy despierta, me tiemblan las manos. Me propongo actividades que sé que no puedo terminar pero en las cuales quiero creer. Como sin hambre, como por ansiedad, luego me culpo, me odio y nuevamente empieza el círculo infinito. ¿Cómo mierdas salgo de ahí? ¿Por qué de nuevo cuando pensé que ya había salido y había logrado romper el ciclo?

La indiferencia quema y las palabras también. Me veo perdida entre millones de pensamientos, todos muy recurrentes por los últimos días, pero la peor sensación es el limbo, ese ser o no ser, estar o no estar. No estar tan triste como para querer matarse pero no tener siquiera matices de alegría como para romper la monotonía que causan esos estados desconfigurados.

La tristeza está de moda por estos días. Son tiempos de romperse y estar rotos. Son tiempos de alegar, de quejarnos pero de no hacer nada para que las cosas cambien porque todos estamos igual de jodidos. 

Estos tiempos son de mierda, son de pasar desapercibidos cuando la gente jura que es el centro del mundo. Es un momento donde todo el mundo cree que es importante, donde se le da importancia a las cosas efímeras más no a las reales. Son tiempos de pasar, mirar al lado y notar que nada nos importa mientras no nos afecte pero también son esos tiempos de querer llamar la atención porque de verdad consideramos que somos tan putamente importantes, somos tan ridículos que pensamos que sólo lo que nosotros decimos o hacemos es valedero y tiene sentido. 

¿De verdad llegamos a esta mierda? Son tiempos de fingir, de fingir amor, de fingir cariño, de ofrecerle al mundo una falsa empatía, una falsa humildad. Estamos tan metidos en nosotros mismos que decimos amarnos cuando en realidad nos odiamos y no somos capaces de salir y ver más allá de las cuatro paredes de nuestra existencia. Estamos tan jodidos por esa falsa idea de "todos tenemos los mismos derechos" que nos sentimos ofendidos y vulnerados cuando alguien piensa diferente. Estamos tan sumergidos en mundos paralelos e irreales que olvidamos lo que se siente salir con alguien porque ya todo se basa en tener ruido alrededor con tal de no estar presentes en ningún lado.

Somos tan cabrones que no somos capaces de aceptar a los demás en nuestro pequeño universo si ellos no son capaces de volvernos el centro de su mundo. Somos tan hijos de puta que si no tenemos suficiente atención hacemos un puto drama de ello porque estamos cagados y llenos de carencias emocionales. Estamos tan putamente jodidos que nos volvemos orgullosos con tal de que nadie sea capaz de sacarnos a nosotros "del llavero" porque necesitamos ese ego y ese orgullo de decir: "Yo le dejé de hablar y ahí está que me busca."

¿De verdad somos tan de mierda? ¿De verdad las emociones están tan desvalorizadas? ¿De verdad es que necesitamos que alguien nos escriba todos los días lo lindos, amables, bellos e irreales que somos para sentirnos un poco menos mal por saber que no somos una mierda de lo que nos dicen? ¿De verdad necesitamos creerle a los cabrones que nos quieren follar todos los días porque nos ven como un puto trofeo? ¿De verdad estamos tan putamente idiotizados que nos somos capaces de ver que nos estamos perdiendo de vivir la vida por llenar nuestras alacenas de comida que no necesitamos y nuestros corazones de basura irreal que consumimos a diario?

Es que estamos tan putamente jodidos hoy que la gente prefiere empolvarse y tener el culo de alguien diferente todos los días en su cama porque "en la variedad está el placer" y no construir nada que dure porque cada culo trae una fortuna diferente. Es que estamos tan putamente llevados a los extremos que somos unos analfabetas emocionales buscando respuestas en los lugares equivocados porque nada nos llena, nada llena los putos vacíos que tenemos en el alma, nada llena ni ocupa el lugar de nadie y nadie y entonces preferimos fingir amores pasajeros para no sentirnos tan solos en un mundo donde todos los días podemos entablar conversaciones con gente distinta.

Estamos tan rotos que nos seguimos rompiendo para que el caos sea pan de cada día.

 




domingo, 20 de enero de 2019

Un pedazo de cielo

Soñaba con encontrar un momento, un espacio y un lugar donde de verdad pudiera encontrar esa pieza del rompecabezas que faltaba para terminar de hacer la obra de arte completa.

No voy a negar que busqué en lugares equivocados, quizás di demasiado pensando que unos cuantos podrían tenerlo, pero finalmente, tras un manojo de decepciones y constantes "¿por qué seré tan estúpida?" me he topado con uno de mis deseos más grandes, sin saber cuánto lo deseaba.

Pasé horas imaginando que jamás volvería a tenerlo, pensando que probablemente encontraría un ficha similar que completara el paisaje, pero no sería la pieza faltante, sino una copia barata de la otra. Pensé que no sería capaz de apreciar de la misma manera, que sencillamente no sería capaz de amedrentar los pensamientos de decepción hacia la gente y hacia los sujetos que cada día se empeñaban más en demostrar que tenían todo, salvo lo que yo necesitaba.

De repente, sin tener mucha esperanza me topé con una pieza mejor que la que me hacía falta. Me topé de sorpresa con más que una ficha; me topé con todo un paisaje que está casi en ceros y que debe ser construido. Me topé con que si es posible volverse a sorprender, volverse a imaginar y volverse a soñar. Si es posible entrelazar las piezas y formar un nuevo rompecabezas de un paisaje aún más lindo.


domingo, 3 de junio de 2018

Luces ajenas

Me voy dejando, me voy despojando. Me mojo los labios en el café mañanero e intento recordar el enigmático comienzo donde todo empieza a surgir. Me limpio los ojos aún cansados dispuestos a vivir un nuevo día lleno de gracia, de emoción, de sensibilidad. Me ata la esperanza de alcanzar los momentos y los regocijos.

Me encuentro de repente dibujando sobre la mesa con los dedos fríos aquél lugar que vi en los sueños; Luego me doy cuenta que aún es de madrugada, que sigo soñando, que tengo horas valiosas para dormir pero prefiero crear con la mente llena de ideas y colores. Me lleno de valentía, me levanto de la cama y miro por la ventana. Ante mí hallo una vista hermosa. Está helando, siento fríos los pies, pero poco a poco me voy despojando del frío y de las sensaciones pasajeras y me concentro en crear. Me siento en la mesa, cierro los ojos, bebo un sorbo de agua y siento como todo en mi cuerpo empieza a despertar aún sabiendo que sigo soñando.

Respiro, siento, me lleno de vida, trato de alcanzar con mis manos el cielo despejado, dejo que el aire frío ocupe mis pulmones y de repente empieza a suceder. Escucho el sonido del mar sin estar cerca de él siquiera, escucho los pasos sobre la arena y me concentro en un momento en la sensación que recuerdo que tenía de niña cuando jugaba a construir y a dibujar sobre la arena. Me concentro en descubrir ese arco iris que quise tocar y que nunca alcancé. Trazo líneas, escucho acordes y empiezo a dibuja melodías. Siento la brisa helada colándose por entre mis poros, siento como me roza las mejillas, siento la magia avanzando por las falanges de mis dedos. Me concentro en ser para así mismo lograr estar. 

Allí estoy.


miércoles, 7 de febrero de 2018

De cero a un millón

Con los brazos y el alma cerrados a cualquier tipo de contacto, ya fuera físico o emocional, me encontraba encontrándome y recogiendo las piezas del rompecabezas de mi vida. Me hallaba recogiendo las piezas de lo poco que me quedaba. Estaba en un punto donde no me nacía nada y no necesitaba tampoco mucho porque tenía lo esencial para vivir tranquila, independientemente de que no estuviera para nada feliz.

Sin darme cuenta pedía a gritos un poco de esto y de lo otro, pero no estaba segura de si lo quería recibir. No estaba segura de si valdría la pena arriesgarme a seguir perdiendo el tiempo y botándole corriente a varias cuestiones que no merecían tanta atención. ¿Valdría la pena exponerse de nuevo? No, no era el momento. 

Tras semanas de pensamientos nublados, ojos llorosos y lugares que traían consigo sólo melancolía, me encontré dudando de mí, de mi existencia, de mi vida. Me preguntaba si habría valido la pena dejar todo atrás para comenzar de nuevo, para reencontrarme conmigo misma y con aquellas cosas que fui perdiendo a medida que me dejé caer en esa penumbra. Me pregunté si valió la pena renunciar a todo por nada y si valdría la pena volver a confiar para así encontrar un nuevo condimento que lograra darle sabor a mi vida.

Entre conversaciones pasajeras y poco interés en establecer de nuevo conexiones "especiales", me sentí estúpida buscando lo que no quería, pero también me sentía absolutamente cansada de no tener  nada en común con nadie a mi al rededor. Me sentí agotada de esperar siempre demasiado, así que no esperaba nada, no quería esperar nada de nadie, porque sencillamente siempre termino siendo quien sacrifica todo para al final quedar con las manos vacías. Me sentía cansada, abrumada y saturada. Necesitaba dar un salto al vacío y liberarme de todo eso que finalmente acabó robándome más energía de la que debía.

Poco a poco me fui dejando llevar por las palabras fugaces, por los momentos pasajeros, por la simpleza, por la "honestidad" hipócrita que todo el mundo desea tener. Nosotros mismos somos un producto el cual vendemos en cada nueva conversación, somos los mejores mercaderistas tratando de ofrecer una imagen idílica de lo que somos, pero finalmente me había cansado de eso, de pretender ser más y de resaltar más las cualidades que quizás ni siquiera tenía. Quise ser yo y así fui, un yo triste, desarreglado y que mostró lo mejor que podía ser en ese momento sin aparentar.

Entre la repetición de la repetidera, entre cientos de sujetos, entre cientos de mujeres, entre cientos de todo y a la vez nada, me dejé caer. Me dediqué a dejarme sorprender porque, como lo dije antes, no quería esperar nada, no quería sentir y no quería abrir mis brazos para abrazar nuevamente una decepción más.

Y así fue, sin querer pero a la vez queriendo, sin darme cuenta y sin pensar mucho pasaron las horas, los momentos, las palabras y los instantes. Sin estar buscando nada lo fui encontrando todo. Entre la torpeza de mis palabras y de mis acciones me fui preguntando qué era lo que yo quería y en realidad ni siquiera lo sabía, pero tenía claro que había algo que no quería dejar ir.

Quedé fría y pensé: ¿Y ahora qué? E inmediatamente me respondí: Nada, ahora nada.

Sin darme cuenta me fui metiendo de a pocos en un paisaje que no contemplaba. Me quedaba horas analizando si estaría bien estar allí, pero me gustó esa imagen conmigo adentro, aunque debo aceptar me aterraba. ¿Cómo era posible que estuviera tan metida allí? ¿Cómo era posible que con tan sólo un par de cafés quisiera verme allí metida sin más? ¿Serían las letras que estábamos escribiendo poco a poco? ¿Sería el paso que no quise dar pero que finalmente terminé dando? ¿O serían las páginas que empecé a escribir sin darme cuenta que las terminé escribiendo acompañada?

No sé exactamente qué de todo eso fue lo que en realidad tanto me fue atrapando. No sé si fueron las horas de miradas sin palabras, si fueron las manos que torpemente se iban chocando entre sí o la torpeza de las caricias que poco a poco fueron volviéndose más reales. No sé si realmente fueron las ansias de un abrazo, pero no un abrazo cualquiera, sino uno de esos que atrapa el alma, la envuelve, la calienta y la hace reconfortar. No sé si me perdí en los instantes, en la belleza de lo desconocido o en la naturalidad de lo espontáneo.

En medio de mis silencios, de mi poca voluntad por verme de nuevo entregando momentos, miradas, besos, sensaciones, caricias y abrazos, me fui dejando caer. Me fui dejando llevar por los sonidos, por las palabras, por los momentos que en este momento atesoro muy adentro. En medio de mis palabras, de mis letras y de mis canciones abrí mis brazos para recibir, para dar, para contar, para compartir.

No sé si fueron sus verdades o fueron las mías. ¿Serán quizás las nuestras?

Ahora sé que quiero más, quiero cada día un poco más. Quiero dejarme llevar, quiero sentir cada momento, sentirlo en el pecho, en el alma, en las miradas. Quiero ir de la mano y rescatarnos. Quiero redescubrir instantes, momentos, ilusiones. Quiero emprender un viaje en lo posible sin final. Quiero emprender un sueño conexo, donde no importe tanto la cotidianidad, donde a través de palabras no dichas podamos entender que ahora no es sólo un Yo, sino un Nosotros, una unidad. No Soy, ahora Somos.

De cero a un millón. De cero revoluciones, de cansancio constante, de tristeza infalible y un gran agotamiento emocional, pasé a un millón. Un millón de momentos, un millón de canciones, un millón de besos y un millón de palabras. De no existir pasé a estar viva. De no querer nada, pasé a quererlo todo, pasé a querer olvidar que no quería nada para vivirlo todo al 100%, en un manojo de ilusiones que cada día se construyen y quedan grabadas en cada canción. Pasé de cero movimiento a un sinfín de aventuras que no sabía que podía vivir con tan sólo mirar adentro sin cuestionarme.

Hoy me encuentro, me hallo, me siento y me volví a encontrar. Me veo en las reflexiones, en el éxodo que decidí(mos) emprender y que ya no tiene vuelta atrás. Hoy vamos, estamos y no nos podemos dejar ir. 

Hoy soy, hoy eres. 

Hoy Somos.





domingo, 31 de julio de 2016

La mentira en la que vivimos

Tal vez ya muchos hayan escrito sobre este tema y probablemente sea algo chiché o esté muy "trillado", sin embargo me parece importante comenzar con esta entrada porque es algo que viene retumbándome dentro de los oídos desde hace bastante tiempo y siento que necesito sacarlo de una vez.

Superconectados

El mundo está cada vez más empeñado en hacernos creer que somos famosos, en hacernos creer que tener más "amigos" nos hará más felices y que por estar conectados unos con otros a diario estamos más cerca. Las personas en su afán de querer estar tan conectados con sus "amigos" ha olvidado una parte esencial de la vida y es ver a los ojos a las personas mientras entablamos una conversación con ellos, comer lo que hay en el plato sin la necesidad de tomarle una foto para que la gente sepa lo delicioso que está o de salir a dar un paseo fuera de la ciudad, sin importar si hay internet o no. Esto se ha vuelto parte de nuestro pan de cada día, es algo de lo cual tristemente no podemos librarnos tan fácilmente.

Si bien es cierto, la tecnología nos ha permitido una serie de cosas muy importantes, como el acceso casi que inmediato a la información, el enterarnos sobre la vida de los que están lejos (familiares, amigos) con sólo abrir la plataforma de Facebook en nuestro celular o mirar Instagram. Personalmente, cuando viví fuera de Colombia por primera vez no existía toda esta tecnología y la única manera de comunicarme con mi familia y amigos era por Skype en las noches cuando los horarios medio nos coincidían o por correo. Era emocionante levantarse y en la mañana encontrar un correo de mi mamá diciéndome que me extrañaba. Eso es algo que ahora la gente percibe como inimaginable e intangible. ¿Cómo sería una vida sin Whastapp? ¿Cómo sería una vida sin Instagram o Facebook?

Se ha perdido el encanto de ver a las personas, sentirlas cerca y abrazarlas, se ha perdido el placer de sostener un un buen libro porque se prefiere tener el PDF en la tablet. Se ha perdido el amor tangible y se ha convertido en emojis y en un "buenos días" que se escribe 2 segundos. ¿Cómo podría ser esto real? ¿Cómo se pueden preferir besos virtuales a besos reales?

En realidad la tecnología nos consume a diario, pasamos más horas mirando la pantalla de nuestros celulares que hablando personalmente con la gente. Es ridículo encontrarse con una persona que no se ve hace años, para estar pegado al celular y superponer una conversación de Whatsapp sobre una conversación real. ¿Cómo podría estar esto bien? ¿Cómo podría ser normal revisar si alguien "nos habló" cada 5 minutos y sentir decepción si no hay un mensaje?

Las Relaciones

Es increíble cómo se han transformado el amor y las amistades últimamente. Exactamente esta es la generación del "TODO YA". Mi generación específicamente, tiene grandes problemas, pero el más grande de estos es la impaciencia y el deseo de tenerlo todo rápido. Esta es la generación que no está acostumbrada al NO como respuesta y no se permite trabajar por lo que desea porque está acostumbrada a que todo se lo entregan hecho o ya casi listo. A esto se le suma la facilidad que da el internet y las redes sociales para obtener lo que se quiere y tristemente eso ha vuelto al general una partida de conformistas.

En las relaciones este fenómeno se ha vuelto increíble (o viral, como le dicen a todo lo que se vuelve una tendencia), pues las personas ya no sienten la necesidad de enamorar sino de convencer.

No soy de esas personas que considera que el amor debe ser como lo era anteriormente, donde una persona debe enamorar a otra con detalles y regalos, recogerla en carro o sencillamente llevarle una serenata a la casa, pero sí pienso que todo se ha vuelto muy orgánico, tan orgánico como copiar y pegar el mismo mensaje a 10 personas a ver cuál sigue el juego (si son las 10, mucho mejor).

¿Cómo puede sentir alguien que eso es real? Pues es sencillo, en realidad. Las redes sociales y las conversaciones a través de plataformas virtuales tienden a hacer que la gente se desinhiba mucho más y pueda decir y expresar muchas cosas que tal vez de frente no será capaz de decir, así que si el sujeto está todo el día en clase o en el trabajo con la persona que le gusta y se siente cohibido de decirle hacerle un cumplido, llega a la casa y puede escribirle "hoy estabas hermosa, me gustó mucho como se te veía esa blusa". Tal vez de ahí nazca una relación ¿quién sabe?

No siendo suficiente, las redes sociales le permiten a las personas entablar "conversaciones" de la nada, agregar nuevos "amigos" y también tiene la particularidad de hacer que la gente olvide muchas veces su principios morales, pues parece que hay gente a la que le gusta meterse en medio de relaciones y empiezan a crear "lazos" amorosos o eróticos sin importar si la persona al otro lado de la pantalla tiene pareja o no. ¿Aún es normal? Ah sí, claro, existe el sexting, pero "eso no es infidelidad porque es sólo por distracción".

A diario nos bombardean imágenes de cómo debemos vernos para estar "bien", ahora está de moda todo el tema "fitness" entonces hoy tanto hombres como mujeres quieren tener el cuerpo "ideal" pero no para ellos mismos sino para"postear" todas sus fotos en redes sociales y para que los admiren y les den me gusta. Hoy en día es difícil saber cuándo la gente hace las cosas por sí mismos pues parece que todo lo hicieran por los demás. La vanidad del Ser Humano es increíble, y honestamente eso también es algo que afecta las relaciones, porque indirectamente es una competencia en tiempo real, es una competencia que obliga a verse de cierta manera para poder gustar a los demás, sino "no se es nadie" y seguramente no se podrá tener una pareja estable o amigos estables porque "es feo" o "no hace ejercicio".

¿A quién se quiere engañar? Cada día es más complicado entablar relaciones reales, encontrar personas que aún quieran vivir en el mundo real y no en ese mundo que nos han obligado a creer que existe pero que es netamente virtual. Cada día es más complicado ser una persona y no un producto que debe verse bien sin importar qué tanto sabe o qué tanto conoce. La gente ya no viaja para conocer, sino para "postear" sus fotos en redes sociales y ver cuántos "me gusta" puede recibir en 24 horas. ¿En serio eso es normal? Pues a mí no me parece. 

Por mi parte sigo en la búsqueda de esas personas, de esa gente que aún se emociona con canciones, con cartas, con abrazos, con sonrisas, con un café y con buenas conversaciones. No me interesa tener amigos virtuales que me regalen flores y me besen con emojis, para eso entonces prefiero comunicarme con alguien al otro lado del mundo y preguntarle cómo está el clima allá.







La bienvenida

Después de mucho tiempo he retomado este gran reto de escribir, sin siquiera saber a quién podrán llegar mis palabras. Solía tener un blog en el cual escribía algo así como historias de ficción, más que todo enfocadas hacia el amor y hacia los sentimientos pasivo-agresivos de una mente adolescente en búsqueda de una identidad. Sin embargo todos cambiamos; a medida que pasa el tiempo las personas dejamos muchas veces atrás lo que consideramos prioridades en su momento, tal vez porque logramos concretar nuestros objetivos o sencillamente porque el entorno cambia, así mismo las ideas y muchas veces las convicciones.


Debo decir que mi anterior blog, Auscultando Nimiedades, fue más que todo una especie de terapia personal que me ayudó muchas veces a auscultar (como su mismo nombre lo dice) muchas de las cosas que sentía, que pensaba y que pude expresar a través de personajes ficticios. Probablemente fue una especie de "amigo" al cual le di vida propia a través de personajes que aún recuerdo con cierta nostalgia. Todos lograron llenarme de vida aunque supiera que cada uno representaba un pequeño pedazo de mí. 

Sin embargo, hoy comienzo a explorar una nueva etapa después de muchos años, hoy comienzo a redescubrir mi faceta de "escritora" y empiezo un nuevo blog en el cual ya no pienso crear precisamente historias de ficción, sino donde pienso enfocar mis pensamientos más reales respecto a la vida actual, donde daré mi opinión respecto a diversos temas de los cuales tengo pensamientos muy puntuales y que pese a que los he compartido en diversas conversaciones, quiero plasmar en este lugar el cual tal vez pueda tomar como una especie de desintoxicación mental (escape).


No siendo más, les doy la bienvenida y les agradezco por compartir este pequeño espacio que he dispuesto para mí, pero que también está abierto para muchas otras personas quienes pueden sentirse identificadas conmigo y con mis pensamientos. Sobra decir que tal vez habrá varias personas que estén en total desacuerdo con los contenidos que plantee aquí, pero éste es precisamente un blog público y todos son bienvenidos y pueden sentirse libres de compartir sus ideas y sus pensamientos.

¡Bienvenidos!